Meditación del Yin–Yang Interno

🌫 Inicio – Respiración consciente (1–2 minutos)

Cierra los ojos.
Deja que el aire entre sin prisa…
Y que salga como una ola que regresa al mar.

Siente tu cuerpo sentado, sostenido.
No estás aquí para corregirte.
Estás aquí para recordarte.

Siente tu respiración como un péndulo…
va y viene.
Como el día.
Como la noche.
Como tú.


☯ Visualización del Símbolo (2–3 minutos)

Imagina un círculo flotando frente a ti.
Es el símbolo del Yin y el Yang, girando lentamente.
Negro con un punto blanco…
Blanco con un punto negro.

Inhala… y siente que ese símbolo entra en tu pecho.
Se instala en tu corazón, girando como una galaxia suave.
No hay lucha.
Solo danza.


🌙 El Yin – Receptividad, pausa, sombra (2–3 minutos)

Respira hacia tu lado izquierdo.
Imagina que todo ese lado se vuelve plateado, fresco, silencioso.
Tu Yin.

Representa tu descanso,
tu intuición,
tu capacidad de recibir,
tu profundidad.

Pregúntate en silencio:
¿Estoy escuchando mi sabiduría suave?
¿Estoy permitiéndome no hacer, solo ser?

No necesitas respuesta.
Solo presencia.


☀ El Yang – Acción, claridad, impulso (2–3 minutos)

Ahora respira hacia tu lado derecho.
Imagina que ese lado se enciende en un dorado cálido.
Tu Yang.

Representa tu foco,
tu acción,
tu impulso de crear,
tu claridad.

Pregúntate en silencio:
¿Estoy actuando desde mi verdad o desde mi prisa?
¿Estoy respetando mi energía activa sin quemarme?

Escucha sin juicios.


🌌 Fusión – Unión de los opuestos (2–3 minutos)

Siente ambos lados de tu cuerpo…
izquierdo y derecho,
femenino y masculino,
Yin y Yang.

En el centro de tu pecho, el símbolo vuelve a girar.
Más lento.
Más brillante.
Como si respiraras desde ese equilibrio eterno.

Repite en silencio:
“Yo soy la danza de los opuestos.
Nada en mí está de más.
Todo tiene su lugar.
Soy noche y soy amanecer.
Soy el puente.”

Y en ese centro… te quedas un momento.
Solo sintiendo.


🌠 Cierre – Regreso al presente (1–2 minutos)

Vuelve a tu cuerpo.
A tu respiración suave.
A tu aquí y ahora.

Mueve los dedos.
Rota tu cuello.
Vuelve en paz.

Cuando abras los ojos…
hazlo como si vieras el mundo por primera vez.
Porque algo nuevo en ti ha despertado.


Donde la mente dividía, ahora hay puente.
Donde el alma temía, ahora hay abrazo.
Que esta meditación te acompañe como una brújula de armonía cuando el mundo afuera se incline.

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